Es un destino donde descubrir la naturaleza a través de abruptos paisajes con bosques milenarios, extensas playas de arena negra o acantilados que caen vertiginosamente en aguas cristalinas. Sentir su carácter volcánico y desconectar en senderos únicos. Descubrir esta isla en un archipiélago con el mejor clima del mundo, es descubrir un lugar donde cada visitante podrá sentirse único.

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Este clima es un regalo absoluto: estable gracias al influjo de los vientos alisios que suavizan su temperatura, manteniendo la humedad perfecta para los bosques de laurisilva. Un clima idóneo para conectar con uno mismo y sentir nuevas energías en playas de arena volcánica.

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Tanto la orografía como sus paisajes e historia te harán sentir especial. Este destino posee una identidad propia, la de sus habitantes. Estos son la herencia de los primeros pobladores aborígenes que llegaron al archipiélago, conservando cientos de años de leyendas y memorias en la que aún destaca el Silbo Gomero. El Silbo es uno de los únicos Patrimonios Culturales Inmateriales de la Humanidad que posee el archipiélago y representa una forma de comunicación entre las abruptas montañas de la isla.

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En la zona central de esta maravillosa isla se sitúa uno de sus mayores tesoros, el Parque Nacional de Garajonay. En este bosque milenario se mezcla la laurisilva con palmeras y otras especies vegetales diversas pero únicas en el mundo. En él se puede disfrutar de infinitos senderos que conectan con el resto de la isla y que corroboran el nombramiento de este parque como Patrimonio de la Humanidad en 1986.

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Si queremos completar nuestra experiencia en la isla, no podemos perdernos su carácter volcánico e impresionante geografía, lo que representa otra gran seña de singularidad de la isla. La conforman muros, valles y barrancos que se acercan a la costa creando paisajes sin igual como el de Los Órganos. Estos representan erupciones de hace 2 millones de años, transformándose por la erosión del agua y la fuerza del viento.

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